La Gorra


EL SENDERO DE LA GORRA

Desde su fundación, El Teatrito, A.C. (Centro de Investigación Escénica) ha sido una entidad cultural y profesional inscrita como una asociación sin fines de lucro. Sus estatutos desde un principio la han dotado de la capacidad de acometer un amplio abanico de tareas ligadas al desarrollo de las artes visuales y escénicas y de la cultura en general.
Creemos que la noción "sin fines de lucro", debiera ser un elemento positivo en la acción cultural y no algo que merece castigo. Este concepto se maneja no pocas veces deformado bajo una óptica mercantil, como si pretendiera desacreditar la labor que se lleva a cabo desde esta visión no mercantil. Se ensayan incluso apreciaciones pueriles respecto a quienes desarrollamos la acción cultural desde entidades de este tipo, considerándonos unos ingenuos, unos abnegados, unos cándidos o unos tontos caprichosos. No cabe duda que se equivocan de medio a medio. 
Sin fines de lucro no es sinónimo de estar fuera de la sociedad mercantil. Expresa, antes bien, la convicción de querer superarla y el ánimo de encontrar formas transicionales con ese preciso norte. No expresa una idiotez angelical ante los recursos, muy por el contrario, expertos en manejar recursos materiales escasos pretendemos demostrar que la creatividad puede reemplazar el desperdicio al que esta sociedad apuesta. Reciclamos, reusamos, reformamos, readaptamos y producimos, por convicción, un arte escénico con acento en las cualidades humanas desprovistas de toda la parafernalia mercantil.
Muchas entidades que se acogen a este principio saben muy bien lo que cuesta, no obstante, mantenerlas. La organización y coordinación de nueve festivales internacionales de teatro en nuestra ciudad y múltiples acciones culturales nos han permitido identificarnos continental y mundialmente con muchos grupos que comparten nuestra visión y enfrentan problemáticas semejantes. La cultura no es precisamente la debilidad de las políticas neoliberales. Todos contamos en ocasiones, eso sí, con aportaciones de trabajo voluntario, con solidaridades o reciprocidades y aportes de quienes valoran nuestras actividades.
No eludimos la obtención de beneficios que sean fruto de los servicios que podamos prestar a terceros o de reciprocidades de intercambio de bienes materiales o intelectuales que generamos. Siempre buscamos que dichos beneficios reviertan en nuestra propia entidad para hacer posible su desarrollo y favorecer el emprendimiento de las tareas que lleva a cabo: como bien del colectivo que los genera y que propenden al beneficio social. Y, por sobre todo, siempre conscientes de que el dinero nunca mide con corrección lo que ofrecemos, entre otras cosas porque dudamos que el ánimo de lucro sea un bien en sí mismo que garantiza la seriedad de un proyecto.
También somos conscientes de que los intereses de los "grupos amigos" o de quienes buscan su lucro individual se sitúan, en esta sociedad, siempre por encima de quienes pretendemos que el trabajo sea valorado por el público. Por eso no tenemos taquilla. Para eso intimamos con el público. Por ello debatimos con él, intentando abrir la posibilidad de generar, y generarnos como seres críticos y participativos de los procesos simbólicos y sociales de nuestra realidad comunitaria. Nuestro ánimo es transitar junto con nuestro público a formas más elevadas de juzgamiento que la del dinero. Sin embargo, prisioneros aún del mercantilismo de una sociedad mercantil ponemos un costo justo y real al trabajo y conminamos al público a depositar, en una gorra, el costo suguerido o lo que su realidad económica le permita colaborar, abriendo también canales para otros tipos de intercambio, como trueque o apoyo solidario, que no se refleja necesariamente en dinero. Es nuestra convicción que los “pobres” también tienen derecho a la cultura.
No dejamos de percibir que el depredador económico, que todos llevamos dentro después de más de dos siglos de desiguales intercambios, suele disfrutar de más lustre que quien pone su esfuerzo en un trabajo solidario. Así lo percibe la masa, candorosa o necia, y por ello no nos cansamos de debatir con nuestro público.
Nuestra historia y experiencias son la mejor prueba de que vale la pena en tanto sumamos fuerzas contra la indiferencia. 

Centro de Investigación Escénica, El Teatrito, A.C.
Resistencia Artística contra la hipocresía y el olvido